lunes, 27 de octubre de 2014

SENA ES PAZ

SENA.  En un verdadero clamor por la paz se convirtió el concierto ofrecido por el músico colombiano César López a los aprendices del SENA en el Huila, quienes estuvieron reunidos durante una jornada lúdica que afianzó el proceso de formación integral en el cual se encuentran inmersos.
La actividad, cuyo propósito central era aportar al desarrollo de habilidades blandas en los jóvenes, tuvo lugar en el Centro de Formación Agroindustrial, con sede en Campoalegre, donde cerca de 800 aprendices disfrutaron no sólo de la música del Embajador de la No Violencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU), sino que además tuvieron la oportunidad de reflexionar sobre el papel que cada uno cumple en un proceso de paz y reconciliación.
“El SENA es uno de los actores del ecosistema de la paz. A través de la formación, genera oportunidades, facilita la equidad y garantiza la inclusión. Nos interesa, sin duda, convertirnos en arquitectos y constructores del proceso de paz y del posconflicto, porque queremos aportarles incondicionalmente al desarrollo y el bienestar de los colombianos”, expresó el director Regional del SENA en el Huila, Luis Alberto Tamayo.
Al son de canciones como ‘Toda bala es perdida’, el inventor de la escopetarra habló de la importancia de entender que la paz es un constructo colectivo y que sólo podrá conseguirse el día que todos los individuos, sin distingo de clase, credo, condición política, estrato social, raza o sexo, comprendan que no existen hombres buenos ni malos sino seres movidos por las emociones, los intereses, el amor y el desamor.
“Estamos apostándole a un nuevo entendimiento del papel del arte. El arte ha sido para entretener y para poner a bailar los pies, pero ahora queremos poner a bailar la cabeza. En la medida en que los artistas creen música más consciente, se estimulará la educación de las emociones y la formación de seres humanos capaces de tomar decisiones más compasivas, más solidarias”, dijo López.
Durante su intervención, el músico bogotano insistió en que estos ejercicios ayudan a crear un contexto y les permiten a los jóvenes asimilar que son parte de un todo y, por lo tanto, no le pueden fallar al intento global.
“Si la sociedad te convoca a hacer algo positivo y tú fallas, le fallas al pacto colectivo. Todos estamos montados en la película de atraer la paz o estimular la no violencia y es en ello en lo que debemos centrarnos”, agregó.
López habló de la educación, el trabajo y la paz como un coctel perfecto para alcanzar la buena convivencia y un país justo. “El trabajo digno garantiza la paz y tiene todo que ver con el SENA, donde se gestan los conocimientos técnicos y se fortalece la conciencia del trabajador y del empleador. Allí también se genera paz”, enfatizó.
Así, con el desarrollo de competencias sociales en los jóvenes, la entidad en que más confían los colombianos está contribuyendo al crecimiento de una nueva generación, con una visión más clara, una sólida conciencia colectiva y, sobre todo, la energía necesaria y el horizonte definido hacia la consolidación de una sociedad en paz.
“Estas actividades son valiosas, porque es música que trae mensajes de amor, comprensión, respeto y solidaridad, importantes para salir de la época del terror y de la guerra”, indicó Heidy Milena Vergara, aprendiz del SENA en el Huila.
Para ella, al igual que para sus compañeros, la institución les está brindando, además de la formación profesional, un componente en arte, cultura y valores que les permitirán desempeñarse de la mejor manera y con integridad.
La escopetarra es el instrumento que López inventó hace 11 años cuando estalló la bomba del Club El Nogal, en Bogotá. En ese momento, César llegó con un grupo de músicos que se hacían llamar el Batallón Artístico de Reacción Inmediata y ayudaban a las víctimas a ser capaces de superar la rabia y el dolor. “Cuando intentamos acercarnos al lugar, un soldado me rompió la guitarra con el fusil. Los dos nos quedamos mirándonos y se me vino a la cabeza la primera imagen de la escopetarra”, recordó.
Desde entonces su particular instrumento ha puesto a sonar su nombre en el mundo entero. Actualmente está exhibido en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York y Viena; en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en París; en la Casa de las Culturas, en Berlín; en la Casa América Catalunya, en Barcelona; y en el Museo Gandhi, en Nueva Delhi.

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