martes, 26 de enero de 2016

"Soy mio, me compre yo mismo y me pague con mi dinero"

"Soy mio, me compre yo mismo y me pague con mi dinero"

Al fin de cuentas ¿qué es la felicidad? ¿Radica en tener cosas y mientras más mejor? O, al contrario, ¿es más feliz el pobre, que solo posee lo indispensable? ¿Es feliz el poderoso? ¿El que puede imponer su voluntad de las buenas o a las malas o el que se enamora tanto de poder que drogado por este elixir quiere perpetuarse en él? ¿O la felicidad la propicia el sexo, la droga, la parranda, el vivir de domingo en domingo?
No pretendo dar la fórmula para ser feliz. Solo deseo seguir planteando interrogantes. Ante todo, digamos que la felicidad nada tiene que ver con la mente productora de pensamientos, sensaciones, deseos y creencias.
¿Es malo el placer? ¿Es despreciable el dinero? ¿Es indeseable pasar bueno? ¿Es perverso el poder? Nada de eso es malo en sí mismo. Lo que hay que distinguir es entre el placer y a felicidad. El placer, (Que es bueno, delicioso) es producido por un objetivo. La comida, la bebida, el sexo, el ejercicio del poder y aun la violencia (como perturbación de la mente) pueden ser placenteros.
Lo que pasa es que ese placer se agota cuando desaparece el objeto que lo provoca. El placer es como una vela de cera, la llama dura lo que dure la cera. La felicidad es un estado del alma. Se es feliz cuando por debajo de las mareas y las olas cotidianas de cada ser humano, existe una armonía imperturbable. Es que nuestra esencia espiritual no puede ser tocada. Las tormentas se arremolinan en las superficies. Lo que nos hace sufrir no es lo de afuera. Todo lo que esta afuera es neutro. El sufrimiento se produce por el apego. Sufrimos únicamente por haber perdido o por el temor a perder, Podemos gozar de lo que tenemos y de lo que somos: de una cerveza o de un buen trago, de una linda casa o de una noche de amor, pero si la consecuencia de ello nos hace sufrir, es por el apego. La felicidad que se fundamenta en el ser, en la realidad esencial, no tiene objeto de placer exterior. Ojala, asentados en el ser, pudiéramos expresar como uno de los fundadores de las coplas antioqueñas, Ñito Restrepo: "Soy mío, me compre yo mismo y me pagué con mi dinero"

Ramiro Valencia Cossio

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